martes, 28 de octubre de 2014
jueves, 16 de octubre de 2014
Leyenda: Ichi, el enanito
Ichi, el enanito
Cuenta la
leyenda que, hace muchos años, en Qjelle Huanca se abrió la tierra y brotó un
enanito. Se llamaba lchi, que en quechua quiere decir “pequeñito”. A Ichi le gustaba estar desnudo, y tenía una cabellera brillante como el fuego.
El día que
lchi brotó de la tierra, se sentó sobre una piedra y sacudió alegremente sus
encendidas greñas. Sus ojitos vivos como brasas miraron asombrados el
amanecer. El paisaje era muy hermoso, de sembríos verdes adornados de amarillo
retama. Pero hacía mucho frío. Ichi se estremeció y se puso a llorar como un
lechoncito.
Más tarde, el Sol calentó los campos y el enanito,
muy contento, empezó a saltar por entre los riscos y las peñas. Su cabellera
roja se andaba enredando por las pencas y las tunas. A Ichi le fue gustando
Qjelle Huanca y se quedó ahí.
En las noches, tocaba su barriga como si fuera un tambor y el sonido
ronco resonaba de cerro en cerro. En las tardes calladas soplaba su quena, y la
flautita se llenaba de trinos.
A Ichi le divertía mucho cantar debajo de la
tierra, y sus canciones salían al aire como el agua de algunos puquiales cuando
se convierte en nube.
En los amaneceres celestes, las tonadas lejanas del
enanito Ichi despertaban a los niños y niñas, y los terneritos mugían
dulcemente.
Nadie en Qjelle Huanca vio jamás al enanito de la
cabellera roja, pero lo adivinaban en el agua, en los cerros, bajo la tierra.
Todas las noches esperaban su toque de tambor para dormirse, y se acostumbraron
tanto al canto de su quena, que al cabo de un tiempo ya no supieron amanecer
sin ella.
lunes, 6 de octubre de 2014
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